Con horas de retraso debidas a una combinación desafortunada de licor café y güisqui por mi parte (y con el cuerpo poseido por malos espíritus) nos embarcamos en una nueva aventura en el parque natural de la sierra de Enciña da Lastra en la que veremos paisajes espectaculares, fauna,flora y apenas seres humanos; ni siquiera un guarda que nos pudiera explicar cuales eran los caminos que no se podían recorrer. Así, sin ningún tipo de guía, nos tuvimos que valer de técnicas ancestrales cherokees de rastreo y orientación gracias a las cuales sobrevivimos no sin ver correr nuestra sangre por esa tierra de encinares. Pero bueno, amiguitos de la aventura, ya sabéis que si no hay sangre no hay diversión!!

Al fondo la peña del Seo y su tesoro de wolframio esperando para ser explorados. No pudo ser este fin de semana pero, a los dioses pongo por testigos...

San Vicente. Lagarto versus toblerone. Calas de Tirán. Galiñeiro sin molinos (de momento). Castillo de A Peroxa...

Jueves por la mañana. Sin dejarme asustar por hombres lobo me dirijo al castillo Ramiro, la fortaleza episcopal que dominó Ourense entre los siglos XIII al XV con bastante violencia. Ahora en su lugar hay un depósito de abastecimiento de agua y posibles restos entre la maleza en un monte repleto de árboles autóctonos. Imaginad la vista de Ourense que tendrían desde aquí arriba en la época.

Miércoles por la mañana.